Nuestros pueblos son literatura. O al menos, han servido para crearla en multitud de ocasiones. A través de sus paisajes, de las historias de sus personajes, o simplemente, de las vivencias de muchos de nuestros grandes escritores de la historia que los han plasmado en sus libros en algún momento de su vida. Todo ello ha sido recogido de una forma u otra por las localidades protagonistas. Sin embargo, muchas veces no encuentran el apoyo para una correcta promoción o gestión de ese patrimonio, o simplemente no saben cómo hacerlo.
Esta fue la conclusión que sacó Felisa Ferraz. Filóloga y profesora de lengua y literatura, Ferraz decidió que su tesis doctoral tenía que centrarse precisamente en la investigación de esas rutas literarias en el Pirineo, no sólo como forma de promoción de la lectura, sino también con el objetivo de fomentar el desarrollo de esas localidades.
Así, recorrió todo el Pirineo para ser consciente y conocer en personas esas actividades literarias que ya estaban constituidas y que podían ayudar a la promoción y desarrollo rural de esos pueblos. Es el comienzo del proyecto «Pirineo Literario»
“Cuando todo esto está bien gestionado, es sin duda una forma de promoción del territorio”, explica Ferraz. “Todos los proyectos que encontré me parecieron de una riqueza vital”, añade.
Felisa se centra entonces en tres elementos claves que existen para fomentar esos objetivos: Las rutas creadas, los destinos y los paisajes literarios.
Para ello, entró en contacto con la Escuela de Negocios del Pirineo, ESNEPI, en búsqueda de una ayuda para potenciar el proyecto. También la Asociación Guayante ha querido participar en este proyecto convirtiéndose en su principal promotora.
Queríamos poner en marcha un modelo de gestión que generara un código de buenas prácticas en todas las localidades pirenaicas que tuvieran este tesoro cultural. Una especie de red a través de la cual se generara un código de buenas prácticas. Por ejemplo, encontré localidades donde existían rutas literarias maravillosas, pero que desconocían las propias personas que gestionaban las oficinas de turismo.
Para todo ello, han conseguido ayudas europeas del Programa LEADER para poder comenzar, por el momento, en las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza.
“No somos creadores de nuevas rutas, sólo queremos hacer una gran plataforma humana (y virtual) que genere una red de agentes literarios por un lado, y usuarios que las disfruten por el otro”, comenta Felisa.
Se necesitar información, comunicación y formación para la gente que está vinculada a la cultura literaria en el Pirineo y a aquellos visitantes que quieren conocerla.
Y todo esto, además, también ayudaría a descentralizar y sobre todo desestacionalizar el turismo en muchas zonas montañosas.
Por último, la filóloga insiste en la necesidad de crear una sinergia entre las iniciativas privadas y las públicas, y aunar todas las iniciativas maravillosas que se hacen desde un lado y el otro.