EsMontañas se solidariza con los territorios afectados por los incendios

Las zonas de montaña y sus habitantes son los que más sufren las consecuencias del cambio climático y las políticas forestales de estos últimos años.

EsMontañas pide medidas efectivas y realistas para prevenir los incendios forestales.

La Asociación Española de Municipios de Montaña quiere mostrar su preocupación ante el número de incendios forestales que están afectando a nuestro país este verano. Todos los incendios son dolorosos, pero especialmente el que está afectando al Macizo Central de Orense, que se inició en Chandrexa de Queixa, y que hoy afecta ya a otros concellos de ese territorio. Chandrexa de Queixa, fue uno de los cuatro Ayuntamientos que ostentó el título de Capital de las Montañas en 2024, junto A Pobra de Trives, Manzaneda y San Xoán de Río. El incendio, que se declaró el pasado viernes, ha calcinado ya cerca de 5.000 hectáreas y se ha convertido en el más grave que ha sufrido Galicia este verano.

Todos y cada uno de los incendios generan gran preocupación, especialmente, aquellos que se cobran vidas humanas, además de patrimonios personales y como el de Las Médulas, también un importante patrimonio de la humanidad.

No es la primera vez que EsMontañas, insta a que los responsables de las políticas forestales impulsen acciones realistas y efectivas en los territorios, realizando una gestión adecuada de los montes, donde se tendría que tener en cuenta la labor de las personas que viven y los trabajan desde tiempos inmemoriales y gracias a esa labor, nos transmitieron estos paisajes, tal cual los conocemos, especialmente ganaderos, agricultores, selvicultores, y otros tantos oficios que utilizando recursos de los propios montes, generaban actividad económica y eran capaces a la vez de explotarlos y mantenerlos para generaciones futuras.

Esta cultura, esta tradición y esta manera de trabajar, señala Miguel Gracia, presidente de EsMontañas, ha estado condicionada por políticas forestales restrictivas, diseñadas desde despachos muy alejados de la realidad del territorio, obviando todo su conocimiento, incluso haciendo insostenible la actividad económica y por tanto la vida en estas zonas, llegando a expulsar a las gentes de sus territorios. Añade Gracia, que actualmente nos satisface que grupos ambientalistas, asociaciones y colegios de ingenieros forestales pidan y coincidan en la necesidad de poner en marcha estrategias realistas de prevención.

Tampoco aquellos que tienen esa obligación, la prevención, deben ampararse para eludir responsabilidades, en que la mayor parte de los incendios son provocados por la mano del hombre, voluntaria o involuntariamente.

El abandono de las áreas rurales y de montaña, junto con el cambio climático son los principales factores desencadenantes del aumento del riesgo de incendios forestales, que ya no sólo afectan al ecosistema, sino que también suponen una amenaza a la población civil, por lo que es urgente adoptar esas políticas de prevención que frenen los incendios.

Políticas generadoras de actividades económicas que incentiven y a la vez compensen a estos territorios de montaña, sus pueblos y sus gentes, tan necesarios para toda la sociedad en su conjunto, también para la urbana, ya que son generadores de espacios naturales, de hábitats tanto de flora como de fauna, grandes sumideros de Co2, generadores de agua y de energía limpia etc.

Esas políticas específicas que incentiven la producción ecológica, las prácticas ambientalmente sostenibles y en definitiva que permitan la vida en el medio rural a la vez que aseguren el mantenimiento de su medio ambiente.

Territorios hoy que deberían ser contemplados como una necesidad para la sociedad, dónde debe buscarse una convivencia entre el desarrollo y la protección, o lo que es lo mismo, una sostenibilidad ambiental que no condicione el desarrollo socioeconómico. Todo ello pasa por facilitar una gestión más activa y permisiva sobre los territorios y sus masas forestales, generando paisajes vivos y resistentes, la valorización de recursos, la generación de riqueza y puestos de trabajo en esas zonas rurales y de montaña.