Me voy al pueblo. Sí, esa parece ser la tónica que muchos españoles están siguiendo con la situación vivida. Unos no lo dudan y hacen las maletas, otros se lo piensan por responsabilidad o ante el temor de quedarse bloqueados. Pero sí parece una realidad que la “España Vaciada” se va a llenar en menos de dos días ante la pandemia originada por el coronavirus.
El cierre de guarderías y escuelas está suponiendo un problema para aquellos padres trabajadores que no tienen con quién dejar a sus hijos. La opción de los abuelos es una de las más peligrosas, al estar juntando el foco más contagioso con el foco más vulnerable.
Por ello, viajar a los pueblos de origen o de segundas residencias, con un aire más puro y limpio que en las ciudades, y sin tantas aglomeraciones, parece que puede ser la solución para miles de ciudadanos residentes de las urbes.
¿Pero es responsable tomar esta decisión?
El pasado martes, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, insistía una vez más en la evitar viajar tanto dentro de España como en el exterior y más tarde, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, uno de los mayores técnicos de confianza del Gobierno, hizo hincapié el miércoles en la misma recomendación, sobre todo para aquellas personas que se encuentran en uno de los mayores focos de contagio, como lo es la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, la sensación de seguridad de los ciudadanos que “escapan” contrasta con la sensación de miedo de las personas que habitan estos pueblos, por el momento lejos de ser zona de contagio.
Por el momento, la iniciativa #YoMeQuedoEnCasa se ha convertido en una tendencia en Twitter superando ya los 130000 tuits en menos de 24 horas y que sigue aumentando a un ritmo vertiginoso. ¿El objetivo? Contener el coronavirus de cara a no colapsar aún más los servicios sanitarios.