No hacen falta grandes acciones a nivel mundial para combatir el cambio climático. Desde nuestros pueblos, en nuestros territorios, podemos conseguir poner nuestro granito de arena, muchas veces a coste cero. Éste precisamente ha sido el objetivo del proyecto en el que la Asociación Territorios Vivos ha estado trabajando durante los últimos tres meses. Un proyecto que vio la luz el pasado mes de junio en Madrid en el Encuentro “Resiliencia, Cambio Climático y Acción Local. Reservas de la Biosfera y territorios de montaña”.
Han sido tres meses de estudio y trabajo en los territorios de dos Reservas de la Biosfera de nuestro país, la reserva de Ordesa-Vignemale, en Huesca, y la de los Valles de Omaña y Luna, en León.
“El objetivo era abordar el problema del cambio climático desde una perspectiva diferente, y generar acciones y energías que pudieran realizarse a nivel local”, explica Roberto Aquerreta, coordinador de proyectos de Territorios Vivos.
Los territorios de montaña de estas reservas son territorios muy diversos, que tienen una completa relación con el ser humano y a la vez son muy vulnerables. “Son un laboratorio del cambio climático y de la sostenibilidad, donde se vive una relación armónica entre el ser humano y el medio ambiente”, comenta Roberto.
Territorios vivos, con el apoyo de la Oficina de Española de Cambio Climático y la Fundación Iberdrola España, realizaron un proyecto a tres fases. Una de ideación, otra de identificación de acciones en los territorios en los que iban a trabajar y otra de generación de acciones de futuro en esos territorios.
En ellos se ha llevado a cabo un ejercicio de acciones creativas que han consistido en un primer momento en contar con los recursos locales, para más tarde identificar los agentes en los que podrían apoyarse. Querían poder llevar a cabo esas acciones de un modo más económico o al menos poder encontrar a los agentes en los que apoyarse para poder llevarlas a cabo.
Así, en un principio buscaron cómo afecta el cambio climático directamente a los municipios que pertenecen a esas dos reservas de la biosfera, y que sirvieran de inspiración a otros municipios de nuestro territorio.
De esta forma, la tercera fase del proyecto era presentar esta propuesta a otros territorios para “inspirarnos e inspirar”. “Queríamos poner estas fases en común para abrir las puertas a posibles colaboraciones”, explica Aquerreta.
En este encuentro se presentaron acciones que ya se están llevando a cabo en alguna localidad de estas reservas, como puede ser Hoz de Jaca, en Huesca, donde se ha trabajado en la recuperación de senderos tradicionales, y que a su vez sirve como atractivo turístico para la localidad. Han buscado acciones tangibles que permiten mejorar el problema, a pequeña escala, del cambio climático.