EsMontañas ha presentado alegaciones a la Orden Ministerial que incluirá al lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial en el proceso de consulta pública abierto por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Esto supone que no se pueda gestionar adecuadamente la población de este animal en España al prohibir el control poblacional incluso en las zonas donde hay una gran presencia del canis lupus.
La decisión se adoptó el pasado 4 de febrero en la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, órgano consultivo en materia de biodiversidad en el que están representadas la Administración general del Estado y las Comunidades Autónomas. Allí la propuesta del Ministerio de Teresa Ribera fue aprobada por 9 votos a favor -con el voto de calidad del Ministerio- y 8 en contra, de Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria, Andalucía, Madrid, Murcia y País Vasco. Y a favor, Cataluña, Baleares, Aragón, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja y Melilla… y el Gobierno. Se abstuvieron Navarra, Comunidad Valenciana y Ceuta.
Desde el MITECO han asegurado que esta decisión consigue que «la gestión y conservación del lobo que sea coherente en todo el territorio español, asegure sus poblaciones y distribución a largo plazo y garantice la coexistencia con el hombre”.
Con esta decisión, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico respondía así a la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia de la Unión Europea (TUE) del pasado mes de junio en la que se solicitaba que la preservación «rigurosa» de especies protegidas, como en el caso del lobo, debía estar absolutamente garantizada, también en zonas habitadas por el hombre, por lo que quedaba prohibida su captura o sacrificio.
Además, en el mes de enero la Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL) presentaba una demanda contra este Ministerio por haber retirado su propuesta de incluir al lobo en el Catálogo Español de Especies Amenazadas “por temor a confrontar con algunas comunidades autónomas».
Y efectivamente, después de esta decisión de la comisión, las comunidades más afectadas por este animal (Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia son las autonomías donde habita el 95% de los ejemplares en España) han criticado que esta decisión se ha llevado a cabo “sin consenso ni diálogo”.
Además desde el propio Gobierno de España el Ministro de Agricultura, Luis Planas, ha manifestado su oposición a que se modifique el estatus de protección alegando que “la regulación actual es suficiente”. También se han manifestado de forma contraria a la modificación del estatus las organizaciones profesionales agrarias y multitud de Entidades Locales.
Desde la Asociación Española de Municipios de Montaña sabemos que “es necesario una nueva estrategia de la gestión del lobo en España (la fecha de revisión de la existente caducó en 2015), pero consideramos importante que en esa estrategia se tenga en cuenta la realidad de los ganaderos que conviven con este animal, mayoritariamente de pueblos de montaña”, explica el presidente de esMONTAÑAS, Marcel Iglesias.
Hay que tener en cuenta que la ganadería extensiva es un elemento fundamental para nuestro medio ambiente y para la adaptación al cambio climático. Su desaparición supone una importante merma de la biodiversidad y de la capacidad de absorción de CO2 de las praderas. Al mismo tiempo la ganadería extensiva es sin duda la forma más sostenible medioambientalmente de producir carne de calidad y además con el mayor bienestar animal posible.
Además, desde la Asociación consideramos que no se puede igualar el estatus legal del animal en todo el territorio ya que las manadas no están repartidas de igual manera ni afectan de la misma forma en unas zonas que en otras.
Buscar soluciones en conjunto, con todos los agentes implicados en la misma mesa, y teniendo en cuenta la realidad de las personas que conviven con esta especie puede ser la mejor de las ayudas para la supervivencia del lobo.
Por todo ello, solicitamos que se escuche a los ganaderos y que se trabaje con ellos para poner en marcha acciones que aseguren la preservación de sus explotaciones.
Queremos la preservación de este animal, pero hay que encontrar un equilibrio para que se proteja nuestra valiosa biodiversidad y a la vez no se perjudiquen los intereses de los ganaderos y del resto de personas que viven e intentan ganarse la vida en zonas de montaña.